Sábado  22 de Marzo de 2025 | Última actualización 07:44 AM
El regreso de Narcisazo
Por: RAFAEL PINEDA | 9:12 AM

Dice Luz Altagracia que Narcisazo
llegará esta noche aunque esté lloviendo,
aunque el viento agite portones
y haga crujir ventanas.

Dice Luz Altagracia que Narcisazo,
después de andar errando por el mundo,
llegará esta noche.

Si él acaricia la lluvia y llega así bajo los truenos,
lo estaré esperando
y le diré algunas cosas
que hace años quiero decirle.

Le diré que esa tarde
cuando salió de sus clases en la universidad
los plátanos estaban en la mesa ya,
el mangú encebollado,
las berenjenas a punto
y el salame frito como a él le gustaba.

Le pregunto a Luz Altagracia
si es verdad que Narcisazo estuvo en la batalla de Lepanto;
si empuñó la antorcha con Gaspar Polanco;
si arengó con sus versos a las tropas
cuando a Santiago de los Caballeros estaban quemando.

Si él llega esta noche
le voy a preguntar
por qué tardó tantos años,
por cuáles caminos anduvo,
por qué ese 26 de mayo dejó a Luz Altagracia
esperándolo para cenar.

Cuando entre por esa puerta
le preguntaré
si de su largo viaje trajo algunos recuerdos

para sus hijos
y un simple detalle para su amigo del alma.

Le preguntaré en cuáles guerras fue que estuvo,
si luchó junto al duque de Marlborough,
si vio a Elena en los brazos de Paris,
si le conmovió mucho o poco el sacrificio de Ifigenia
y si combatió en el palacio junto al rey de Troya.

Dice Luz Altagracia que Narcisazo puso el corazón
combatiendo contra Elías Wessin
en la batalla del puente Duarte;
peleando en Ciudad Nueva contra los yanquis;
activando barricadas en la Revolución Francesa;
luchando junto al Che en Bolivia;
transitando los perímetros de Kafka;
los laberintos de Jorge Luis Borges.

Y dice que en el origen de la civilización escuchó
los gritos del mono transformándose en hombre.

¿Será que presenció también
el primer encuentro amoroso
entre un hombre y una mujer?
Le voy a preguntar.

Le preguntaré si le mostró a Jesús
la quijada de burro que usó Caín contra su hermano
y si estuvo en el funeral aquella mañana triste
cuando Abel se convirtió en el primer muerto del mundo.

Narcisazo,
hijo de Pedro el cortador de caña,
tendrá que hablar mucho conmigo,
contarme las peripecias de su largo andar
porque a él lo vieron
en las ancas del caballo con Gregorio Luperón
persiguiendo al Marqués de las Carreras.

En el Norte lo vieron,
en los cañaverales del Este,
en el Sur también;
después dijeron que por el Oeste
con José María Cabral andaba.

Lo vieron en España
fusil en ristre con los hermanos Republicanos;
en la Revolución francesa disparándole a la monarquía;
en Londres tomando tragos con Carl Marx
y dicen que lo vieron buscándole refugio a Jean Valjean;
en Guernica con Pablo Picasso
y con Pablo Neruda en Madrid explicando algunas cosas.

Dice Luz Altagracia que a Narcisazo,
tras remontar las alturas de Machu Picchu
y las Pirámides de Egipto,
lo invitaron a subir en el mismo avión
donde iba Galíndez resistiéndole a la bestia malvada.

También dice que lo vieron entrando al laberinto
donde reinaba el Minotauro
y esa fue la última vez que lo vieron.

Le voy a preguntar
por qué ese 26 de mayo,
en vez de salir solo para la guerra,
no me pidió a mí que lo acompañara.

Si Narcisazo llega hoy
voy a decirle que Luz Altagracia le calentó la cena
cada noche durante 27 años;
eso es mucho tiempo Narcisazo,
más de lo que tardó Ulises en retornar a Ítaca,
más de lo que demoró Cristóbal Colón
para quitarles las tierras a los indios de América.

¡Oh, aquí llega el jardinero de la Máximo Gómez 25!
-Entra, buen hombre; ¿cuál es la noticia que traes?
-La noticia que traigo los va a hacer llorar:
Narcisazo ha muerto,
lo enterraron en el mar.