
SANTIAGO.- La mayor parte de quienes hacen vida política en la República Dominicana se olvidan de la justicia cuando se convierten en víctimas de la manía de los mandos, de los honores y de la gloria, pues cuando llegan al poder, o cuando ostentan un cargo, cambian, se olvidan de las promesas y las ideas que les trasmitieron al pueblo, afirmó el licenciado Angel Julián Serulle Ramia en su alocución semanal por la red de 25 emisoras.
Pero se engaña a la gente, se enseña a buscar y depender de una botella, se enseña a buscar un chequecito porque se participó en reuniones políticas sin tener que trabajar; no se enseña el trabajo solidario, no se enseña a comprender de una vez por toda que cada persona está llamada a dar, no solo pensar en recibir.
Se preguntó por qué tiene alguien que pensar en que puedes vivir con la palma de la mano hacia arriba, esperando que le pongan la moneda, por qué no reclamar la enseñanza y a poner la palma de la mano hacia abajo, para con esas manos, poder preñar los campos, sembrar los campos, surcar los campos, y de ahí poder auto alimentarse junto a la familia y a los demás.
Aseguró que la persona debe exigir que se le enseñe a leer y a escribir, para poder conocer la computadora, y conocer al mundo, navegar, andar, y poder prepararse, para mañana ser un ente útil y percibir un salario con dignidad, y poder tener paz, en la salud, en la educación individual y de los hijos, de la mujer, y de los demás.
Citó el hecho de que para el que quiere dominar, no hay fidelidad ni vinculo sagrado alguno, pues lo que es de tal condición, que en ello no pueden sobresalir mucho, hay de ordinario tanta competencia por conseguirlo, que es muy difícil el conservar esta sagrada sociedad.
Planteó que no se trata de un invento suyo, sino que tal esquema viene de muy lejos, y sucede que suele adueñarse la ambición del honor, del mando, del poder y de la gloria, por eso hay que aprender a ser precavido contra esos impulsos de ambiciones desmedidas.
La prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza, deben llevar en forma implícita una serie de compromisos personales y sociales, en particular, la honestidad, como pauta de conducta vital, la solidaridad, como exigencia de la pertenencia a una comunidad social y la participación activa y militante en la vida política, de un estado, de una nación, de un pueblo, de una sociedad.
Son estas cualidades las que van a permitir que cada persona sepa el por qué es pobre, por qué es un hijo de machepa, sin tener quien hable por el ni le defienda, va a comprender de una vez por toda, por qué estos supuestos políticos y líderes, le hablan cuando necesitan tu voto, y llegan donde el ciudadano con cajitas de alimentos, para que en un minuto pueda saciar el hambre que al otro día o a la hora siguiente va a seguir padeciendo, y esto va a permitir comprender por qué no sabes ni leer ni escribir.
Hay que aprender a luchar por los derechos esenciales, elevados a la categoría de los derechos humanos, pero al mismo tiempo aprender a luchar por la familia, por los demás, siendo solidario y preocuparse por luchar, unirse y conocer el camino, y de llevar también el mensaje de la toma de conciencia en los demás, pues el instinto común debe ser la unidad, advirtió Serulle.